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lunes, 8 de noviembre de 2010

"Wall Street: El Dinero Nunca Duerme". Entrevista a Michael Douglas (II)

- Vuestra nueva película, completamente sin ambiguedades, afirma que la codicia, ya no es buena. Sin embargo, que Ud. piensa, despues de "Wall-street", sobre el hecho de que una pleyada íntegra de personas jovenes se hayan lanzado a las finanzas, inspirados por Vuestro heroe Gordon Gekko?.
- A nosotros nos chocó este giro. Gordon Gekko, según nuestra concepción, fue un villano tradicional del cine!. No obstante, a los aficionados del cine les encantan los villanos. Y sobre todo los fascinadores.
Cuando salió a luz la primera película "Wall-street", muchos de los actuales jefes corrompidos de compañías financieras fueron estudiantes de facultades de finanzas de las universidades. Y yo me asombro, cuando gran cantidad de personas hasta ahora se acercan a mi para decirme: "Gracias a Ud. soy financista". Y yo les 
Michael Douglas y Shia LaBeouf
 contesto: "¡Pero Gordon cayó en la cárcel!" - "Ah, si...". ¡No funciona!. Esto para mi es como una ventanilla más para ver el alma de las personas (¡por su puesto si tendrán alma!), que nada, a excepción de hacer dinero, les interesa hacer. Para ellos les es indiferente como hacen el dinero. Para ellos no existen otros valores en la vida. A nosotros, a propósito, nos preocupa como ellos entenderán a nuestro "nuevo" heroe Gordon Gekko, que ahora tiene que empezar desde cero.
- Ud. habló sobre la corrupción. ¿Para Ud. es esto realmente una vivencia personal?. 
- ¡Si, porque aumenta en todas partes!. No solo en nuestro país. Antes nosotros nos reiamos solo de los mañosos concesionarios de automóviles que nos querían obligar a aceptar productos de calidad inferior, y ahora mire alrededor - nos mienten sobre el vertido del petróleo en el golfo, despues de la avería ocurrida en la torre de perforación de BP, y además sobre cualquier otra cosa. Esto me hace recordar mi película el "Síndrome chino" (1979), sobre los contadores roentgen de la central atómica que nadie los controlaba, diciendo que todo funcionaba bién.

"Wall Street: El Dinero Nunca Duerme". Entrevista a Michael Douglas (I)

"Wall Street: El Dinero Nunca Duerme" - asi se denomina la secuela de la legendaria película "Wall-Street", que se estrenará en las pantallas cinematográficas de Rusia. El actor, Michael Douglas, quién actuó nuevamente como el banquero Gordon Gekko, contó a la revista "Ogoniok" lo que piensa sobre la crísis y el culto al dinero.
(Entrevistado por Sergey Rakhlin, Nueva York)

En la primera película  "Wall-street", el héroe Michael Douglas Gordon pronuncia el monólogo que se volvió clásico no solo en en el cine americano si no y también en el cine mundial, que suma la fuerza positiva del capitalismo americano:
Michael Douglas.
"¡La codicia, por no existir una palabra mejor, es buena!. ¡La codicia es correcta. La codicia funciona. La codicia clarifica, penetra y captura la esencia del espíritu evolutivo. La avaricia en todas sus manifestaciones - avaricia por la vida, por el dinero, por el amor, por el conocimiento - aseguró el vuelo de la humanidad!".
Por ironia del destino, la frase "¡La codicia - es buena!" se volvió en los últimos años en una de las acusaciones del orden económico que condujo a la crísis mundial.
A pesar del énfasis cláramente anticapitalista y liberal de la primera película "Wall-street", muchos brahmanes del mundo del dinero de hoy reconocen que ingresar en el sendero financiero les indujo la imagen de Gekko con sus pelos alisados y sus tirantes. Desde ese entonces, la diferencia de salarios, entre un trabajador común y los directores de las compañías americanas, se elevó hasta el 500%. El salario real de los americanos (considerando las rectificaciones de las inflaciones) no crece por decenas de años. Y a los banqueros, que llevaron a sus empresas hacia la bancarrota, los despidieron con "paracaísas de oro" de 100 millones de dólares o más. Y los bancos y empresas, que fueron rescatados del colapso potencial por el gobierno  americano, empezaron al instante a pagarles a sus directivos bonos del importe de 250 millones hasta casi 2 mil millones de dólares. Por ejemplo, Richard Fuld, que hundió a una de las antíguas compañías financieras, al Lehman Brothers, cayó en la "almohada de dinero" de 457 millones de dólares.